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BIOGRAFÍA

La Ley

 

Tras el fin del llamado boom pop de los años ochenta en Chile, La Ley fue el único grupo de su generación que pudo gestar una propuesta musical de referentes globales y ambición de trascendencia. Con los años, el grupo se transformaría en un nombre de reconocimiento continental, con canciones, videos y giras que captaron la atención en varios países. Pese a sus cambios de integrantes, las mudanzas geográficas y las voluntarias pausas en su trabajo, no hay duda de que La Ley fue un equipo profesional de perspectiva duradera y marca señera para el pop local.

 

 

 

 

Integrantes 1987-1994

 

Andrés Bobe, guitarra 

Rodrigo Coti Aboitiz, teclado 

Lucía Shía Arbulú, voz 

Luciano Rojas, bajo 

Mauricio Clavería, batería 

Beto Cuevas, voz 

 

 

 

 

El sueño de Bobe

 

El concepto inicial de La Ley fue responsabilidad del guitarrista Andrés Bobe alternaba sus estudios de Ingeniería en Sonido con la participación en proyectos musicales de diverso tipo (incluyendo un tiempo de trabajo junto a Paraíso Perdido). Siempre al día en tendencias extranjeras y aplicado en su vocación musical, Bobe soñaba liderar una banda propia que articulase los códigos de pop-rock europeo que por entonces lo cautivaban. El grupo finalmente pudo tomar forma en 1987, cuando se le sumaron dos músicos ya experimentados en otros proyectos:

el tecladista Rodrigo Coti Aboitiz venía de participar en Aparato Raro, y la española Shía Arbulú había cantado junto a sus hermanos en los populares Nadie. El nombre La Ley fue tomado de un tema de los españoles Radio Futura.

 

El trío se abocó de inmediato a la composición, y pudo grabar sus primeras canciones con rapidez. El cassette La Ley apareció en 1988 bajo etiqueta Fusión, con seis canciones y cuatro remezclas, y gestión ejecutiva de Carlos Fonseca. Era, así, el mismo manager de Los Prisioneros quien se hacía cargo de profesionalizar al grupo. La banda pretendía proyectarse profesionalmente cuanto antes, pero entonces la cantante, Shía, regreso a España. Vino entonces la primera rearticulación del grupo: Bobe sumó como bajista a un compañero de su ex banda, Luciano Rojas, y al baterista Mauricio Clavería.  Fue entonces que se organizó una audición para un conocido de Mauricio Clavería: un diseñador gráfico con afición por el canto y años de residencia en Canadá. Beto Cuevas llegó a cambiar el rostro de La Ley para siempre.

 

 

 

Beto Cuevas a bordo

 

Pese al antecedente de su cassette, suele considerarse a Desiertos (1989) como el debut oficial del grupo. Son diez temas de bien encauzadas melodías pop, equilibradas en sonido entre la guitarra y los sintetizadores; sin alardes virtuosos ni pretensiones de rudeza, y con versos ocupados en describir visiones más bien abstractas, todos ellos cantados con la sugerente voz de Cuevas. Del disco, también editado bajo etiqueta Fusión, se publicaron apenas quinientas copias. No existían antecedentes en el país de un pop radiable de real rigor técnico, y no pasaría mucho tiempo hasta que Desiertos llamara la atención de las personas indicadas. En la carrera por La Ley, los más visionarios fueron los entonces ejecutivos de Polygram, con quienes el grupo firmó contrato para, al fin, una grabación con financiamiento profesional.

 

 Fue como cuarteto que La Ley trabajó y presentó Doble opuesto (1990), un disco en el que se regrabaron dos títulos ya antes incluidos en Desiertos ("Desiertos" y "Qué va a suceder"), se agregó una versión para "Angie", de los Rolling Stones (hasta entonces sólo conocida en vivo), y se cuidó cada detalle pensando en un sonido de impacto. Y así fue: la banda consiguió ubicar cuatro singles en radios ("Prisioneros de la piel" y "Doble opuesto", entre ellos) y una invitación para el Festival de Viña del Mar de 1993. El carisma de Beto Cuevas y la sólida base musical del grupo habían cautivado al público y a la industria.

 

El éxito les permitió grabar con un mucho mejor presupuesto su siguiente álbum. Con una carátula que saludaba al Sgt. Pepper's, de los Beatles, La Ley (1992) fue un disco ambicioso que hizo que el grupo comenzara a acariciar la posibilidad de internacionalizar su música. Primero "Autorruta" y luego "Tejedores de ilusión" llamaron la atención de un público amplio, que justificó los primeros viajes de promoción a Argentina y México. 

 

 

 

 

 

Musicapopular.cl

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